El circuito callejero de Bakú no perdona ni a los más experimentados, y Franco Colapinto lo comprobó en carne propia durante un viernes de emociones extremas en la Fórmula 1. Si figuras de la talla de Charles Leclerc terminaron contra las barreras y un tricampeón como Max Verstappen estuvo a milímetros del desastre, era esperable que el argentino pagara el derecho de piso en un trazado donde los muros parecen tener un imán. Sin embargo, lo destacable no fue el error, sino la capacidad de recuperación del pilarense, quien logró transformar un día que pintaba para el olvido en una jornada de reivindicación al volante de su Williams.

Del golpe en la curva 4 a la recuperación milagrosa

El incidente ocurrió justo cuando el piloto de 21 años empezaba a tomar confianza tras las vueltas de reconocimiento. En el ingreso a la curva 4, el auto se le fue de cola, impactando con el neumático trasero izquierdo y destrozando la suspensión delantera. Parecía que la sesión había terminado para él, considerando que el segundo entrenamiento libre arrancaba apenas dos horas y media después. Pero en los boxes ocurrió el milagro: los mecánicos de Williams realizaron un laburo excepcional, reparando el monoplaza contra el reloj para devolverlo a la pista.

Lejos de salir a especular o con miedo, Colapinto demostró de qué madera está hecho. Con la sangre fría que lo caracteriza, simuló una vuelta de clasificación rozando los muros y clavó un crono de 1m44s749. Ese tiempo no solo lo dejó en la 14ª posición, sino que lo ubicó a escasas 12 milésimas de su compañero de equipo, Alexander Albon. Una inyección anímica enorme de cara a la clasificación, demostrando que puede sobreponerse a la adversidad casi al instante.

Polémica en el paddock: el contrato con Alpine y los dardos de Villeneuve

Mientras Franco habla en la pista, fuera de ella el ambiente está caldeado por noticias que trascienden lo deportivo. En el paddock retumbó fuerte la confirmación de su contrato con Alpine para 2026, un movimiento que despertó críticas feroces, especialmente del ex campeón mundial Jacques Villeneuve. El canadiense no tuvo pelos en la lengua y calificó el acuerdo como una maniobra puramente comercial, desestimando el mérito deportivo del argentino.

Para Villeneuve, la llegada de Colapinto a la escudería francesa junto a Pierre Gasly es un retroceso a la era de los “pilotos de pago”. Según su visión, la renovación no se justifica por lo visto en los circuitos, sino por el fuerte respaldo de empresas como Mercado Libre, Globant e YPF. “Es simplemente un piloto que financia al equipo, eso es todo lo que es”, disparó sin anestesia, sugiriendo que los destellos de velocidad de Franco no son suficientemente constantes para tapar la realidad económica detrás de su butaca.

La defensa de Briatore ante las críticas

En la vereda de enfrente, la cúpula de Alpine intenta disipar esta neblina mediática. Flavio Briatore, asesor ejecutivo del equipo, salió a bancar la parada y justificó el desempeño irregular del argentino apuntando a las deficiencias mecánicas. “Lamentablemente, no tenemos un auto tan rendidor; es difícil de manejar”, argumentó el italiano, reconociendo que al principio Franco parecía algo perdido, pero que ha madurado notablemente en su compromiso con la ingeniería y el entendimiento del vehículo.

La jornada en Azerbaiyán cerró con ese sabor agridulce habitual en la máxima categoría: la satisfacción de haber domado los muros de Bakú tras el susto inicial, contrastada con la implacable presión política y mediática que rodea su futuro. Mientras Leclerc se recuperaba de su propio choque para liderar la FP2 y Verstappen lidiaba con las dudas de Red Bull, Colapinto dejó en claro que tiene el carácter para pelear, ya sea contra el cronómetro o contra los detractores que dudan de su talento.