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Scottie Scheffler reafirma su supremacía en el golf con una victoria contundente en el PGA Championship

Mientras caminaba con paso firme por el hoyo 15 de Quail Hollow este domingo, Scottie Scheffler no pudo evitar mirar por encima del hombro izquierdo, hacia el lago, donde el único jugador que aún podía arrebatarle el Trofeo Wanamaker comenzaba a desvanecerse.

Scheffler sabía muy bien de lo que era capaz Jon Rahm; no hacía tanto tiempo que se medía con el español en cada torneo. Pero ahora todo ha cambiado: los objetivos son otros, las trayectorias se han invertido. Desde entonces, Scheffler se ha mantenido durante 140 semanas en la cima del ranking mundial —la tercera marca más larga de la historia— gracias a una consistencia asombrosa. Mientras tanto, Rahm se marchó al LIV Golf, truncando una rivalidad que apenas comenzaba a florecer. Y todo esto ocurrió antes de que Scheffler empezara a registrar cifras que no se veían desde el apogeo de Tiger Woods.

Con otra actuación quirúrgica y una templanza inquebrantable en los hoyos finales de un major, Scheffler dejó claro que, hoy por hoy, no hay quien le haga sombra.

Esta vez, volvió a dar un paso firme hacia la inmortalidad del golf al reponerse de un inicio tambaleante, ejecutar con precisión quirúrgica en la recta final y, finalmente, dejar claro que su victoria no fue producto del azar. Ganó el PGA Championship por cinco golpes de diferencia. Y, según sus propias palabras, ni siquiera fue su mejor versión.

“Sentí que esta fue la vez que más luché por un torneo en toda mi carrera”, confesó.

En su carrera, cada vez más legendaria, Scheffler ha logrado remontadas espectaculares, como en los Juegos Olímpicos o The Players. También ha dominado de principio a fin, como en el Masters o en el reciente Byron Nelson. Pero este triunfo será recordado por su resistencia mental y su capacidad para rendir al máximo cuando la presión alcanza su punto más alto.

Por eso alzó los brazos mientras el público coreaba su nombre. Por eso lanzó su gorra al aire y gritó con fuerza. Por eso, al acercarse a su familia, su padre Scott lo recibió emocionado: “No hay palabras para describir lo que acabamos de ver. Sos increíblemente fuerte”.