
La selección de fútbol de Estados Unidos vivió un martes lleno de contrastes. Por un lado, la alegría de anunciar oficialmente a Mauricio Pochettino como su nuevo entrenador, pero por otro, la preocupación tras el empate 1-1 ante Nueva Zelanda en un amistoso que dejó más dudas que certezas sobre el rendimiento del equipo.
El partido expuso nuevamente la falta de contundencia del equipo estadounidense frente a un rival de menor jerarquía. A pesar de contar con la iniciativa durante varios pasajes del encuentro, el USMNT careció de creatividad en el último tramo de la cancha. Ricardo Pepi, quien era esperado como una de las referencias ofensivas, tuvo una actuación discreta y sigue sin encontrar el gol, lo que incrementa su deuda goleadora con la selección. Para colmo, en el minuto 19, el árbitro Selvin Brown le anuló un gol que pareció lícito, lo que sumó a la frustración del equipo.
Sin ideas claras y con el partido trabado, Greg Berhalter recurrió a su principal figura, Christian Pulisic, quien ingresó en el complemento para darle un nuevo aire al equipo. Y su impacto fue inmediato: en el minuto 69, con un remate preciso dentro del área, el capitán puso en ventaja a Estados Unidos y pareció encaminar la victoria.
Sin embargo, la fortuna no estuvo del lado de los locales. Cuando el partido se acercaba a su cierre, un desafortunado rebote tras un despeje defectuoso terminó en el empate de Nueva Zelanda. Ben Waine aprovechó la situación y selló el 1-1 definitivo en el minuto 89, dejando sin respuestas al equipo de Berhalter.
Este resultado deja muchas dudas en la selección estadounidense, que sigue sin convencer a su afición y necesita cambios urgentes para recuperar su nivel. Con la llegada de Pochettino, la esperanza es que el equipo encuentre una identidad y mayor solidez de cara a los próximos compromisos internacionales. Mientras tanto, los interrogantes sobre el rendimiento del USMNT siguen creciendo.